Destinos nacionales: Galicia, Baleares, Canarias, Andalucía… O internacionales: Nueva York, Tailandia, Bali, México… Tampoco importa si se opta por la playa o la montaña. Los españoles gastamos más que nuestros vecinos de continente en las vacaciones de verano. En concreto, destinamos un 51 % de nuestros ingresos por hogar a esta partida, frente al 34 % de los europeos. Así lo afirma el Barómetro Internacional de Verano 2019, elaborado por Ferratum, firma de tecnología financiera y banca online.

Con este panorama llega septiembre y para muchos el mes se convierte en una cuesta más temible que la de enero. Con el nuevo curso las familias deben hacer frente a compras de libros, uniformes, clases extraescolares… Según un informe realizado por Kelisto, las familias de la Comunidad Valenciana y Extremadura son las que tendrán que hacer un mayor esfuerzo económico. Mientras que los valencianos gastarán una media de 1.038 euros por alumno, lo que supondrá un 3,7 % del presupuesto familiar, los extremeños necesitarán invertir un 3,4 % (804 euros).

Pero a pesar de estos esfuerzos y de los excesos del verano, el inicio el curso también es un momento para elaborar un plan de ahorro o inversión. Andrea Carreras–Candi, directora de EFPA España (Asociación Europea de Asesoría y Planificación Financiera en nuestro país), nos aporta una serie de consejos, tanto para sobrellevar el trago como, para incluso, empezar a sacar un mejor rendimiento de nuestros ingresos.

1. Ser conscientes de nuestros gastos

Da igual que prefiramos la libreta o los formatos digitales, el objetivo es apuntar todos los gastos que tengamos, tanto los fijos como el alquiler o la hipoteca, la luz, el gas o el teléfono, como los diarios, a los que no damos mucha importancia, como los cafés, el tabaco, el desayuno de media mañana… Lo importante es conocer con exactitud todo lo que gastamos.

2. Cambiar hábitos

Una vez somos conscientes de todos nuestros gastos, podemos estudiar de donde podemos recortarlos. “Reducir de la electricidad o el gas es más complicado, aunque siempre podemos poner en práctica técnicas de ahorro energético; pero recortar nuestros gastos diarios, aunque puede parecer poca cosa, puede suponernos una ventaja importante”, afirma Carreras–Candi. Así, si comemos fuera, podemos optar por llevarnos comida casera al trabajo, que además de ahorro económico traerá beneficios para nuestra salud. Lo mismo ocurre con el tentempié de media mañana. Y si hablamos de prácticas beneficiosas para nuestra salud, sin duda eliminar o reducir el consumo de tabaco supone el mayor cambio. “Disminuyendo euro y medio a euro y medio se pueden ir sumando cantidades relevantes”, anima la directora.

3. Compartir gastos

Introducir la economía colaborativa en nuestra vida diaria puede suponernos un importante ahorro. Por ejemplo, en lugar de decantarse por el coche propio, se puede ir al trabajo compartiendo vehículo con otros compañeros; también andando, en bicicleta o en moto. Además, puede ser un buen momento para empezar a compartir alguna suscripción como la de las televisiones a la carta.

 

4. Buscar nuevos ingresos

¿Tienes una habitación libre en casa? Anímate a alquilarla y obtener ingresos por ella. Una alternativa está en dar una segunda vida a cosas que no utilices y venderlas a través de aplicaciones como Wallapop. Además de ahorrar espacio, trabajarás a favor del medio ambiente y ganarás unos ingresos extra.

5. Comparar precios

Comparar diferentes alternativas y comercios antes de comprar un artículo puede rebajar el precio de nuestra adquisición. En cuanto a los libros y uniformes, cada vez son más los colegios que ponen en marcha campañas de reciclaje. Si el centro de tus hijos no cuenta con un mercadillo de libros y uniformes, anímate a ponerlo en marcha o a proponerlo en el AMPA.

6. Explorar el mercado

El mes de septiembre es un buen momento para buscar pólizas y seguros más económicos con las mismas coberturas y aprovecharse de las campañas de precios que hacen las compañías eléctricas y de comunicaciones. Conviene consultar toda la información para ver si nos encaja alguna de las ofertas y leer siempre la letra pequeña.

7. ¿Pedir un préstamo?

Si el exceso del verano te obliga a apoyarte en un préstamo, la directora de EFPA aconseja siempre asesorarse por un experto independiente. “Hay muchos productos gancho que pueden pasarnos factura. No es de extrañar terminar pagando unos intereses salvajes por préstamos de 5.000 o 6.000 euros”, advierte. Algunos productos financieros que tienen como finalidad ayudar en momentos de escasez de tesorería suponen riesgos importantes. Un buen ejemplo son los préstamos y las tarjetas de crédito, opciones de financiación rápida pero que suponen productos arriesgados que solo son aconsejables para quienes tengan la certeza absoluta de que podrán hacer frente a las cuotas. Además, Carreras–Candi indica que la suma de nuestra hipoteca y nuestros préstamos personales nunca debe superar el 40 % de nuestros gastos mensuales. Específicamente, la cuantía del préstamo personal no debe suponer más del 10 % o el 15 %.

8. Pensar en el futuro

Septiembre también es momento para pensar en hacer una hucha y planificar de una forma más adecuada nuestras finanzas con el fin de no volver a pasar por dificultades económicas en las cuestas de septiembre ni en las de enero. Antes de pensar en cualquier producto financiero, debemos tener claro nuestro horizonte temporal, perfil de riesgo y situación personal. La volatilidad de los mercados y el entorno de tipos bajos prolongados nos pueden ofrecer algunas oportunidades de inversión atractivas y financiación más económica, reduciendo así el importe de nuestros préstamos.

 

Artículo escrito por Sara Rivas

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