Hoy en día hay muchas opciones para calentar un hogar. El Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que el gas natural es el sistema más común, presente en el 40 % de los hogares españoles, seguido de la electricidad, en el 34 % de los casos. Después, preferimos sistemas basados en derivados del petróleo, como el gas butano, el propano o el gasoil. Las calefacciones de aerotermia, geotermia y biomasa son menos habituales, pero cada vez más valoradas por su eficiencia y sostenibilidad. Cada tipo de sistema de calefacción tiene sus ventajas y desventajas, con diferencias en términos de costos y eficiencia. La elección dependerá de nuestras necesidades individuales, de las características de la vivienda y del lugar en el que se ubique, como explicamos a continuación.
La llegada de los primeros fríos marca el inicio de la temporada de calefacción en la mayoría de los hogares españoles. Según datos del INE, aproximadamente 8 de cada 10 viviendas están equipadas con algún tipo de sistema de calefacción. No obstante, esta proporción varía de forma significativa según las condiciones climáticas de cada comunidad autónoma. Las regiones situadas al norte y las áreas interiores, como Castilla y León, Madrid, Aragón y Castilla-La Mancha, superan la media en el uso de sistemas de calefacción, ya que sus temperaturas son más frías. En contraste, en las zonas más cálidas de España, como Canarias, Extremadura y Andalucía, apenas hay instalados sistemas de calefacción.
Tipos de calefacción
Más allá de los trucos domésticos para calentar una casa, podemos optar por diferentes sistemas de calefacción. Hay que tener en cuenta que algunos requieren de alteraciones significativas en la estructura del edificio, por lo que, si la vivienda está situada en un edificio comunitario, lo más probable es que no sean viables.
Calefacción con caldera de gas
Este sistema es el más popular en los hogares españoles, sobre todo en las regiones con climas más fríos. Se basa en el uso de gas natural o gasoil como fuente de energía para calentar agua en una caldera, que después se distribuye a través de radiadores, sistemas de suelo radiante o conductos de aire caliente para proporcionar calefacción a la vivienda.
Es importante tener en cuenta que no todas las calderas son iguales: tanto la potencia como el tipo determinarán el nivel de confort térmico que podremos disfrutar en el hogar. A mayor potencia en kilovatios (kW), mayor será la capacidad calorífica. Además, elegir una caldera de condensación aumentará el rendimiento del sistema, lo que tendrá un impacto significativo en su eficiencia y en el consumo de energía.
Calefacción eléctrica
La calefacción eléctrica es la segunda opción más común. No requiere mantenimiento y es muy segura, pero no es la mejor elección si la vivienda está situada en una zona muy fría. Dentro de esta categoría, hay varios tipos.
- Por un lado, están los radiadores o acumuladores eléctricos, que almacenan calor y lo liberan gradualmente. No requieren instalación y proporcionan una buena cantidad de calor.
- Otra posibilidad es el suelo radiante, que se coloca debajo del pavimento de la vivienda. Resulta algo más caro de instalar, pero a cambio es muy eficiente.
- Por su parte, los emisores termoeléctricos o radiadores de aceite funcionan de manera automática y no necesitan instalación.
- Por último, los convectores eléctricos, unos radiadores que generan calor a medida que consumen energía, tienen la facultad de calentar una habitación con rapidez.
Calefacción por bomba de calor
La calefacción por bomba de calor o aire acondicionado reversible puede proporcionar tanto calor como frío. Es una buena elección en lugares donde el invierno no es muy riguroso o en viviendas de pequeño tamaño y con espacios diáfanos.
Se caracteriza por su alta eficiencia en el consumo de energía, ya que requiere una cantidad mínima de electricidad para generar calor. Además, la temperatura puede ajustarse, aunque es importante tener en cuenta que el aire caliente tiende a disiparse relativamente rápido.
Calefacción por biomasa
Las estufas de biomasa son una elección perfecta para viviendas unifamiliares de gran tamaño y ubicadas en zonas de inviernos fríos y largos. Funcionan de manera similar a una caldera de gas. Este sistema de calefacción es económico y ecológico, ya que utiliza combustible derivado de residuos forestales y cultivos no aptos para consumo humano. Esta biomasa se compacta en bloques o pellets y, al quemarse, no emite emisiones contaminantes.
Calefacción por aerotermia
La aerotermia es un sistema altamente eficiente que aprovecha el calor del aire ambiente para calefacción y, en algunos casos, para la refrigeración. Es ecológica, ya que no emite CO2, y ahorra energía porque precisa muy poca electricidad para funcionar. La aerotermia también puede utilizarse para calentar agua sanitaria, lo que la hace versátil. Aunque la inversión económica inicial es considerable, a largo plazo este sistema merece la pena, al ser más económico que otros, como la calefacción de gas.
Calefacción geotérmica
La geotermia es un sistema que utiliza el calor de la Tierra para calefactar y refrigerar las viviendas. Implica la instalación de un sistema de intercambio de calor en el suelo o de agua subterránea para absorber y transferir calor al sistema de calefacción de la casa. En verano, el proceso se revierte para enfriar la vivienda.
Es una fuente de energía renovable y limpia, pero la inversión inicial y la instalación pueden ser costosas. Además, no todas las viviendas son candidatas para colocar este sistema que, en gran medida, depende de la disponibilidad de espacio y de las condiciones geotérmicas locales.
Calefacción solar
Este sistema de calefacción aprovecha la radiación solar transformándola en calor utilizable para calentar la casa y, en algunos casos, el agua. La energía puede proceder de:
- paneles solares fotovoltaicos, que además de alimentar el sistema de calefacción eléctrica o sirven para otros dispositivos eléctricos en el hogar.
- paneles solares térmicos, que captan la radiación solar y la convierten en energía térmica en forma de calor.
En ambos casos, la inversión inicial es considerable, pero puede resultar rentable en viviendas de gran tamaño y cuando los paneles se emplean para múltiples propósitos, además de la calefacción.
¿Cuál es el sistema de calefacción más económico?
A largo plazo: aerotermia, biomasa, geotermia y energía solar
A largo plazo, las opciones de calefacción más económicas son aquellas que utilizan fuentes de energía renovable, como la aerotermia, biomasa, geotermia y energía solar.
- La aerotermia es la alternativa más asequible en términos de instalación y se recomienda especialmente para viviendas de menor tamaño.
- A pesar de un mayor costo inicial, la biomasa y la geotermia pueden ser inversiones rentables en viviendas más grandes, ya sean de nueva construcción o reformadas.
- Hay que tener en cuenta que la calefacción solar depende de la disponibilidad de espacio en el tejado de la vivienda y de la radiación solar en la zona.
En climas cálidos y segundas residencias
En lugares donde no hace demasiado frío o la calefacción se utiliza ocasionalmente, como en segundas residencias, no merece la pena invertir en un sistema de calefacción muy caro.
En tales casos, la calefacción eléctrica supone una excelente opción, puesto que no necesita acometer una gran inversión, ni en la instalación ni en los aparatos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la calefacción eléctrica está sujeta a las fluctuaciones en el precio de la electricidad, por lo que la factura puede ser algo más elevada de lo esperado.
Otra alternativa interesante es la bomba de calor, un sistema altamente eficiente y que, además, puede utilizarse para enfriar la casa en verano.
Para climas fríos y viviendas sin posibilidad de grandes reformas
La calefacción de gas ofrece un alto nivel de confort térmico y precisa de una inversión inicial razonable, lo que facilita su amortización a medio plazo. Además, es un sistema programable y regulable por estancias, lo que contribuye de forma significativa al ahorro de energía.
No hay que perder de vista que la calefacción de gas demanda un mantenimiento constante para asegurar un funcionamiento óptimo y seguro. Además, el gas también tiene una tarifa variable vinculada a la electricidad, lo que significa que el precio fluctúa según el mes.
Fuente: Sonia Recio