Que generamos demasiados plásticos es algo de lo que todos somos conscientes: no solo por las abrumadoras fotos de toneladas de plástico que cada vez más a menudo publican los medios de comunicación, sino porque basta ver la cantidad de envases que bajamos varias veces a la semana al contenedor amarillo. Un no parar.

Por eso, cada vez son más los investigadores y empresas que se dedican a buscar alternativas al plástico. Hoy hablamos de algunas de estas propuestas:

Lana de roca: pertenece a la familia de las lanas minerales, se trata de un aislante fabricado a partir de roca volcánica. Se utiliza básicamente como aislante térmico y como protección contra el fuego. A diferencia del aislamiento de fibra de vidrio o de plástico espumado (que suelen ser los materiales conductores que se usan más a menudo), la lana de roca puede ser diseñada para ofrecer propiedades únicos. En los últimos años ha ganado en popularidad entre los arquitectos y diseñadores: de hecho hay lana de roca instalada en el O2 Arena de Londres y en el aeropuerto de Hong Kong.

Hongos por doquier: y no nos referimos a los que puedas pillar en la piscina sino a los que ya se están utilizando en la construcción de edificios. Los hongos de los troncos de los árboles y los del suelo pueden reemplazar materiales como el poliestireno y funcionar como aislantes acústicos, por ejemplo. MycoWorks, un equipo de ingenieros, científicos y diseñadores, está trabajando para extraer los tejidos vegetativos de los hongos y solidificarlos en nuevas estructuras. Evocative Design, por su parte, una empresa con sede en Nueva York, utiliza el micelio (el aparato vegetativo de los hongos que les sirve para nutrirse) como agente de unión en panales de madera, así como embalaje ignífugo.

A la rica piel de aceituna: en este caso, las investigaciones son 'made in Spain'. Un investigador de Jaén, Jesús Zorrilla, ha desarrollado un envase de bioplástico a partir de un polímero extraído de la piel de la aceituna. El compuesto que ha conseguido extraer se denomina Polihidroxialcanoato, que puede ser utilizado para fabricar plástico orgánico no tóxico y completamente biodegradable. Para ello ha utilizado los residuos orgánicos de la extracción del aceite.

El cemento, muy utilizado en la construcción, representa aproximadamente el 5% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Ya hay varios investigadores trabajando para desarrollar alternativas que consuman menos energía, por ejemplo, algunos hablan de ladrillos fabricados con granos sobrantes de la industria cervecera. Incluso algún estudiante ha ido un poco más allá, como el precursor del Biostone, un ladrillo compuesto de arena, nutrientes y urea, la sustancia presente en la orina.

Pajitas biodegradables: si uno se pasea por las playas, entre los residuos que más va a encontrar estarán las colillas, los tapones de plástico y las pajitas realizadas en el mismo material. Ya han sido prohibidas en muchos países, al igual que los cubiertos de plástico. Pero ya existen alternativas a las mismas, como las biodegradables (que pueden reutilizarse, están por ejemplo, las de bambú) o incluso, las comestibles. Incluso ya se comercializan cuberterías biodegradables hechas a base de maíz.

En definitiva, hay muchos proyectos para sustituir al plástico, algunos de ellos en estadios muy avanzados, otros incipientes y otros ya comercializándose.

 

Artículo publicado en: Idealista blog por Lucía Martín

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